domingo, 29 de julio de 2012

136. OLEADA DE ROBOS

Siempre he pensado que vivía en una localidad tranquila y segura. De pequeña, pensaba que aquí no había atentados, atracos, robos, estafas, secuestros ni ese tipo de esas cosas extrañas que salían por la tele.

Pero en los últimos años esa percepción ha cambiado: no sé si porque ha cambiado mi forma de verlo (porque soy más consciente de las cosas) o porque la realidad ha cambiado realmente (porque ahora esas cosas pasan aquí a diario).

En los últimos diez años, tres de mis familiares más cercanos han sufrido tirones por la calle: mi abuelo, mi abuela y su hermana.

En el último mes, se han producido seis robos o intentos de robo a familiares o vecinos:

- Hace varias semanas, alguien tocó el timbre de la casa de mis tíos. Mi tía, que estaba sola, fue a mirar quién era y al ver que era un moro no se fió y no respondió ni abrió. Acto seguido, oyó un ruido en la planta de arriba y al subir vio que había un moro que había entrado a su habitación trepando por el balcón. Comenzó a gritar, fingiendo que llamaba a su marido y el moro asustado saltó por el balcón y se fue.

- Hace tres semanas, sus suegros llegaron a casa después de pasar un día en el campo y se encontraron todo revuelto. También entraron por el balcón y una vecina dijo haber visto dos moros con comportamientos extraños merodeando por la zona.

- Hace dos semanas, nuestra vecina de arriba salió a hacer la compra y cuando volvió se encontró la casa patas arriba: le habían robado. Entraron por el tejado y la policía vino enseguida a tomar nota de todo.

- Hace una semana, alguien llamó al timbre del campo de mis otros tíos. Mi tía, que también estaba sola, salió a ver quién era. En esta ocasión también era un moro, que intentó entretenerla preguntando dónde estaba no sé qué lugar para que otro moro entrase por otra zona de la parcela. Por suerte, no lo consiguieron, pero rompieron la valla por la que pretendían entrar.

- Al día siguiente, sus vecinos sufrieron el robo por el mismo método.

- Hace unos días, entraron a robar a nuestros vecinos de abajo.

Como se puede observar, el mecanismo suele ser el mismo: llaman al timbre para ver si hay alguien; si nadie contesta, piensan que la casa está vacía y entran a robar trepando por las rejas para entrar a los balcones; si es un campo y hay alguien, distraen a la víctima para que su compinchado entre por otro lado.

Se podría decir que estamos un poco aterrorizados, pensando que en breve nos tocará a nosotros; es más, hace unos tres años ya nos tocó: estábamos todos en casa, mis padres oyeron un ruido en la planta de abajo, mi padre bajó a ver qué era y se encontró a dos moros que acababan de entrar por la puerta (abriendo la cerradura, suponemos, con una tarjeta). Empezaron a suplicarle a mi padre que no llamara a la policía, que ya se iban. Aunque no lo recuerdo, creo que evidentemente sí llamaron y tomaron los datos. Seguidamente, mis padres se fueron a comprar dos cerrojos y los pusieron en la puerta para mayor seguridad.

Aun así, como ya he dicho antes, son demasiados casos los que nos rodean y es inevitable pensar que en cualquier momento se puede repetir.

Y no es por nada, pero en la mayoría de los casos son personas que vienen de fuera (moros concretamente)... qué casualidad que, cuando yo era pequeña, no había ni moros ni robos. ¿Qué tenemos que hacer cuando alguien llame al timbre y sea una persona sospechosa? ¿Abrimos y nos arriesgamos a que nos den un golpe y entren como Pedro por su casa o no abrimos y nos arriesgamos a que entren por los balcones? No se puede vivir así, no se puede vivir con miedo.

COMENTARIOS
1. Nubedealgodón. ¡Y tanto! Gracias, un beso :)
2. Daniita. Habrá que aprender a vivir con la herida... ¡un beso, gracias! :)
3. Elemento rosa. Hay cosas que sólo puede curarlas una persona, pero gracias :)

Canción: Sin miedo a nada
De: Álex Ubago

1 comentario:

  1. Tienes razón, la inseguridad que se siente ahora no se sentía tanto antes...

    ResponderEliminar